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lunes, 4 de enero de 2010

3. LA CAMBOYA RURAL

Camboya nos está cautivando. O mejor dicho, los camboyanos y camboyanas nos están cautivando. Vayamos por donde vayamos es tremendamente fácil y relajante interactuar con ellos. Porque no dejan de sonreirte y te transmiten tan buen rollo que vamos todo el día con la sonrisa encima, lo cual es un auténtico placer.
A los monjes se les ve mucho por la carretera. Van de un lado a otro bendiciendo a aquel que lo desee a cambio de un poco de dinero o comida. Muchas veces van descalzos, con paraguas para resguardarse del sol y los recipientes para comida que también llevaban los hombres santos en India o Nepal

También son abundantes los templos religiososY mientras algunos cuidan las almas de sus semejantes, otros, más terrenales, se dedican a lo que han hecho toda su vida: trabajar de sol a sol el campo...... o pescar...... o rebuscar comida entre el barro ...... sin perder un cierto glamourLa cosa es que encontramos el campo en plena recolección del arroz, el alimento más importante de la Tierra, alimento base de miles de millones de personasformando montones inmensos de paja que amontonan junto a sus casasEstamos convencidos que un clima caluroso ayuda a la felicidad. Por ello vemos a la gente tan sonriente, son felices en su ambiente Una característica de los camboyanos es su típico pañuelo a cuadros, la "krama" que es usado tanto para protegerse del sol como para hacer de falda cuando se bañan o quieren estar aireando sus partes pudientes...La salida de los estudiantes de los colegios es otro espectáculo. Es increíble la cantidad de jóvenes que hay en Camboya y nunca habíamos visto tantas escuelas a lo largo de la carretera. Da gusto verles salir en pelotón, en bicicleta. Y otra coa que no dejamos de ver son los pijamas. Las camboyanas, sea cual sea la edad, acostumbran a llevar pijama por la calle, sobretodo por las mañanas y cuando se acerca el atardecer. Es un misterio que nos tiene flipados, no entendemos el motivo, si es que lo hay...Los mercados de pueblos que nadie recuerda ni el nombre suelen ser bastante asquerosillos. Hay billones de moscas y huele bastante mal. Es nuestro sitio habitual de comida aunque hay veces que hemos tenido que dejarla en el plato, y eso que estábamos hambrientos. Nunca olvidaremos la carne de ternera que nos sirvió aquella campeona. Ni con serrucho pudimos partirla y casi acabamos con la dentadura clavada a la carne... La de la foto esconde el matamoscas, que no queda bien para la foto...... no es desgana, es calor.El hombre del hielo trabaja a destajo llevando el preciado elemento solidificado al último rincón imaginable......y Cyclotherapy haciendo la parada de los 50 kms para comer, un día más, en un mercado un plato de arroz con pollo o cerdo y una coca-cola con abundante hielo.

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